«Yo no estoy loco, no necesito ir con un psicólogo», «¿Para qué pagarle a alguien para platicar, si para eso están los amigos?», «Los psicólogos están peor que uno, ¿cómo voy a ir con uno?», «Yo estoy bien, no necesito ayuda.»
Seguramente has escuchado alguna de estas frases en más de una ocasión, son expresiones que revelan una percepción profundamente arraigada en la sociedad sobre la psicología y la psicoterapia, una percepción que, aunque cada vez se ve más superada, sigue siendo un obstáculo para muchas personas que podrían beneficiarse enormemente de estos servicios.
A pesar de los avances en la neurociencia moderna, que han permitido comprender de manera mucho más precisa el funcionamiento del cerebro y la mente, y que han demostrado científicamente los beneficios de la psicoterapia, persiste la idea errónea de que solo «los locos» van al psicólogo.
Y aunque este término de «locura» es vago y mal definido, la sociedad lo asocia rápidamente con rareza, gravedad, discapacidad, vergüenza e incapacidad, sin embargo, esta concepción está muy alejada de la realidad.
La psicoterapia no es para «los locos», la psicoterapia es una herramienta poderosa que brinda a quien la recibe la oportunidad de ver sus problemas desde diferentes ángulos, lo que les permite identificar creencias limitantes, hábitos nocivos, y comprender mejor por qué toman ciertas decisiones, también es un espacio donde se pueden detectar y tratar alteraciones emocionales y mentales de manera efectiva.
Recuerdo una conversación que tuve con un padre de familia que traía a su hija adolescente a consulta por problemas de conducta. Con una mezcla de escepticismo y franqueza, me dijo: «Te voy a ser sincero, no le tengo fe a los psicólogos, ustedes tienen tantos problemas como nosotros, así que no veo por qué nos tendrían que decir lo que debemos hacer, a veces, creo que ustedes están peor que nosotros.»
Sonreí ante su honestidad y le respondí: «Tienes razón, es bueno que no le tengas fe a los psicólogos, porque la fe se reserva para los santos, y nosotros no somos santos, somos humanos, con nuestros propios problemas, al igual que tú, pero hay algo importante que quiero que hay que destacar; los psicoterapeutas nos preparamos durante años para desarrollar las herramientas necesarias que nos permitan acompañar a nuestros clientes en el camino de entender y solucionar sus propios problemas.
Nuestro trabajo no es decirles qué hacer, sino mostrar las distintas opciones que tienen, basadas en tus propias vivencias y percepciones, y ayudar a descubrir cuál es el camino que mejor se alinea con sus objetivos y valores.»
El padre me miró, reflexionó por un momento, y luego, con una sonrisa, estrechó mi mano y me dijo: «Bueno, Mario, entonces dime, ¿qué vamos a hacer con el caso de mi hija?»
Este encuentro es un recordatorio de que la psicoterapia no es una guía dictatorial que impone soluciones, es un proceso de colaboración, donde el terapeuta ofrece conocimientos y herramientas basadas en la ciencia para que cada persona pueda tomar las mejores decisiones para su vida.
Como terapeutas, no pretendemos ser infalibles ni perfectos, pero sí somos expertos en acompañar a las personas en su búsqueda de autocomprensión, crecimiento personal y bienestar.
La psicoterapia no se trata solo de tratar problemas o enfermedades, también se trata de prevenir alteraciones emocionales y mentales, que por mucho es más eficaz que tratarlas una vez que se han manifestado, este es otro de los grandes beneficios de la psicoterapia, no solo te ayuda a resolver conflictos actuales, sino que también te proporciona las herramientas para evitar que surjan problemas futuros.
Creo que queda claro que la psicoterapia no está diseñada para tratar la «locura» o problemas graves, al contrario, muchas personas que acuden a terapia lo hacen con el objetivo de mejorar sus resultados en la vida, ser más eficientes, aumentar su productividad, tomar mejores decisiones y, en general, disfrutar de un mejor estilo de vida, la terapia se transforma en un espacio donde se puede trabajar con uno mismo, en la búsqueda de una vida más plena, equilibrada y satisfactoria.
Entonces, ¿vale la pena ir a psicoterapia?, esa es una pregunta que solo tú puedes responder, pero te invito a reflexionar sobre lo que has leído aquí.
Tal vez descubras que la terapia no es solo para aquellos que se sienten desesperados o perdidos, sino también para quienes desean mejorar su calidad de vida, entenderse mejor a sí mismos, y construir un futuro más sólido y feliz.
Al final del día, cuidar de nuestra salud mental es tan vital como cuidar de nuestra salud física. No es un signo de debilidad, sino de fortaleza y sabiduría, reconocer que todos necesitamos apoyo en algún momento y buscar ese apoyo, es uno de los actos más valientes y amorosos que podemos hacer por nosotros mismos.
Nuevamente, ¿qué opinas?, ¿Vale la pena dar el paso y explorar lo que la psicoterapia puede ofrecerte?, la respuesta, como siempre, está en tus manos.